Telón de fondo
Las ciencias humanas que se dedican al estudio y al cuidado de las lenguas, de las culturas y de la memoria cultural, así como a la traducción entre culturas suponen un enorme desafío para las tecnologías de información y comunicación (TICs), debido a que sus datos son difusos y mucho más complejos que los de aquellas otras ciencias en las que casi automáticamente pensamos cuando hablamos de las TICs.
Hasta ahora apenas se ha percibido el gran potencial que en general encierran las ciencias humanas para el avance en el desarrollo de las tecnologías de comunicación e información, sobre todo en el ámbito de la digitalización, la descripción y el análisis de los contenidos y artefactos que le son propios. Se observa incluso cierto desinterés por parte de la informática y de las ingenierías, a pesar de que su profunda inmersión en esta compleja área del conocimiento no les puede aportar sino grandes beneficios. En las ciencias humanas son muchos los campos en los que se pueden aplicar métodos computacionales y emplear sistemas de sofware y de hardware.
Pero es lamentable además que las propias ciencias humanas en la mayoría de los países europeos no se hayan concienciado suficientemente del gran potencial e importancia que supone el poder contribuir al desarrollo tecnológico, al situar a las ingenierías y a la informática ante el desafío de tener que desarrollar soluciones de software y hardware para la elaboración y el análisis de sus datos difusos y complejos. Tampoco se han dado bien cuenta de que ellas mismas pueden experimentar un enorme desarrollo, si se sirven para sus propios fines de las posibilidades que el uso de las nuevas tecnologías les ofrece. En el ámbito europeo Gran Bretaña podría constituir en esto una cierta excepción.
Otro aspecto relevante que en las propias ciencias humanas tampoco recibe la atención que se merece es el hecho de que es precisamente en su ámbito donde se concentran los estudiantes que echan de menos las carreras de informática e ingenierías, a saber, las mujeres. Las ciencias humanas son también aquí poco conscientes de este potencial, permaneciendo en una actitud contemplativa, mientras que por todas partes se están haciendo esfuerzos precisamente para convencer a las mujeres de que muden de intereses y se incorporen a las ciencias naturales o carreras técnicas. Las ciencias humanas deberían estar desde luego más sensibilizadas ante este problema de diferencias de género (gender divide) y enfrentarse a él con una mayor amplitud de miras, buscando la integración de la informática en sus carreras y capacitando a sus estudiantes para el uso de métodos computacionales. Contribuirían así sin duda a superar el abismo entre las llamadas disciplinas "fuertes" (masculinas) y "débiles" (femeninas), en lugar de potenciarlo.
En los tres últimos decenios se ha ido desarrollando una discusión sobre las posibles aplicaciones de los ordenadores y de los métodos computacionales que abarca también las disciplinas de las ciencias humanas en el sentido más amplio de la palabra (humanities). Esto, sin embargo, apenas tiene un reflejo hasta ahora en los planes de estudio universitarios. Por otra parte, en la propia discusión científica todavía se ha profundizado muy poco en diferentes cuestiones como, por ejemplo, qué ocurre en el punto de encuentro entre las aplicaciones de los ordenadores y los artefactos culturales de cualquier tipo, cómo pueden emplearse modelos computacionales para la adquisición de nuevos conocimientos, qué desafíos plantean los objetos de estudio correspondientes para el desarrollo de métodos computacionales y cómo deben formularse los problemas para que puedan ser analizados mediante ellos.
Así mismo hasta ahora apenas se ha producido tampoco un diálogo crítico interdisciplinario, a pesar de que la aplicación de los ordenadores o los procesos y proyectos de digitalización, como tenemos en el caso de la computación en humanidades (humanities computing) y las humanidades digitales (digital humanities), están poniendo cada vez más en cuestión realmente las fronteras tradicionales entre las distintas disciplinas, entre teoría y práctica, implementación tecnológica y reflexión científica, requiriendo el desarrollo de instrumentos (tools) propios y de nuevas metodologías transdisciplinarias.
Esta escasez de concienciación, de planificaciones y modos de acercamiento inter- y transdisplinarios, así como el hecho de que no se estén proporcionando modelos de pensamiento y métodos que tengan un gran porvenir tienen un efecto especialmente negativo entre los jóvenes investigadores, y lo tienen por cierto tanto en las humanidades como en la informática y en las ingenierías.